La razón es lo que distingue al hombre de los animales, lo que le libera de ser un esclavo de sus apetitos. Nadie puede minimizar esta facultad en tanto que el hombre permanezca víctima de sus pasiones hasta el punto de merecer a duras penas el calificativo de animal racional. Pero la imaginación, a su vez, es lo que distingue al hombre poético o sobrehumano del animal racional. ¡Qué calamidad confundirlas! Así como caemos en el instinto cuando falla la razón, así también caemos en la razón cuando falla la imaginación. Y por lo general falla, pues el hombre todavía es muy rudimentariamente poético o sobrehumano. Entonces parecemos personas con los ojos vendados en su propia casa: nos movemos cogiendo sillas y tocando paredes, juzgando distancias con manos y pies, porque la razón como su propia raíz –ratio— indica, es la facultad calculadora. Aristóteles, que es quien mejor puede definirla, la llama la facultad que pone fronteras.
La persona que cree que un hombre es un hombre, un árbol un árbol, el cielo azul y la hierba verde, un metro cien centímetros, y un minuto sesenta segundos, que se puede conocer la esencia de las cosas pesándolas, midiéndolas; para quien es absurda la afirmación de Hesíodo de que la mitad es mayor que el todo; en resumen, el hombre pragmático de sentido común para quien las cosas son lo que parecen, está en un estado de visión singular o sueño de Newton, en la prisión de sus sentidos, de su razón o de ambos.
La persona que cree que un hombre es un hombre, un árbol un árbol, el cielo azul y la hierba verde, un metro cien centímetros, y un minuto sesenta segundos, que se puede conocer la esencia de las cosas pesándolas, midiéndolas; para quien es absurda la afirmación de Hesíodo de que la mitad es mayor que el todo; en resumen, el hombre pragmático de sentido común para quien las cosas son lo que parecen, está en un estado de visión singular o sueño de Newton, en la prisión de sus sentidos, de su razón o de ambos.
Harold Goddard
Para que un hombre sea honesto debe imaginar intensamente y con amplitud; se debe poner en el sitio de otro y de muchos otros; debe hacer suyas las penas y los placeres de su especie. La imaginación es el gran instrumento del bien, y la poesía colabora a sus efectos actuando sobre ella… Pero los poetas han tenido que entregar su liderazgo único a racionalistas y mecanicistas. Aunque se admite que el ejercicio de la imaginación es muy agradable, se afirma que la razón es más útil. Pero en tanto que el mecanicista construye y el economista combina trabajo, deberían cuidar de que sus especulaciones, por falta de correspondencia con los principios de la imaginación, no acabaran, como en Inglaterra, haciendo al rico más rico y al pobre más miserable. Tales son los efectos que siempre seguirán al ejercicio indiscriminado de la facultad de cálculo.
No existe riqueza sino en el trabajo humano. Si las montañas fuesen de oro y los valles de plata, el mundo no sería más rico en un grano de maíz, ni se añadiría confort a la raza humana. No hay mayor evidencia de los extendidos y radicales errores del hombre civilizado que este hecho: los trabajos esenciales para su supervivencia se menosprecian; los empleos son lucrativos en razón inversa a su necesidad: el joyero, el actor, el modisto, ganan fama y riqueza, mientras el agricultor, sin el cual la sociedad cesaría de existir, se debate entre el desprecio y la penuria. No insultaré al sentido común insistiendo en la doctrina de la igualdad natural del hombre. El trabajo es necesario para el desarrollo físico y el ocio para el desarrollo moral del hombre; de las ventajas del primero están excluidos los ricos y de las del segundo los pobres. El que es deficiente en salud o en intelecto es sólo medio hombre. Por tanto, someter a los trabajadores a un trabajo innecesario es privarlos injustamente de sus oportunidades de desarrollo intelectual. La riqueza es un poder usurpado por unos pocos para forzar a la mayoría a trabajar para ellos. Las leyes que sostienen este sistema derivan su fuerza de la ignorancia y credulidad de sus víctimas. Según ha calculado Godwin, si la sociedad dividiera el trabajo por igual entre sus miembros, todas las necesidades de una vida civilizada podrían producirse sólo con que cada persona trabajara dos horas diarias.
Para que un hombre sea honesto debe imaginar intensamente y con amplitud; se debe poner en el sitio de otro y de muchos otros; debe hacer suyas las penas y los placeres de su especie. La imaginación es el gran instrumento del bien, y la poesía colabora a sus efectos actuando sobre ella… Pero los poetas han tenido que entregar su liderazgo único a racionalistas y mecanicistas. Aunque se admite que el ejercicio de la imaginación es muy agradable, se afirma que la razón es más útil. Pero en tanto que el mecanicista construye y el economista combina trabajo, deberían cuidar de que sus especulaciones, por falta de correspondencia con los principios de la imaginación, no acabaran, como en Inglaterra, haciendo al rico más rico y al pobre más miserable. Tales son los efectos que siempre seguirán al ejercicio indiscriminado de la facultad de cálculo.
No existe riqueza sino en el trabajo humano. Si las montañas fuesen de oro y los valles de plata, el mundo no sería más rico en un grano de maíz, ni se añadiría confort a la raza humana. No hay mayor evidencia de los extendidos y radicales errores del hombre civilizado que este hecho: los trabajos esenciales para su supervivencia se menosprecian; los empleos son lucrativos en razón inversa a su necesidad: el joyero, el actor, el modisto, ganan fama y riqueza, mientras el agricultor, sin el cual la sociedad cesaría de existir, se debate entre el desprecio y la penuria. No insultaré al sentido común insistiendo en la doctrina de la igualdad natural del hombre. El trabajo es necesario para el desarrollo físico y el ocio para el desarrollo moral del hombre; de las ventajas del primero están excluidos los ricos y de las del segundo los pobres. El que es deficiente en salud o en intelecto es sólo medio hombre. Por tanto, someter a los trabajadores a un trabajo innecesario es privarlos injustamente de sus oportunidades de desarrollo intelectual. La riqueza es un poder usurpado por unos pocos para forzar a la mayoría a trabajar para ellos. Las leyes que sostienen este sistema derivan su fuerza de la ignorancia y credulidad de sus víctimas. Según ha calculado Godwin, si la sociedad dividiera el trabajo por igual entre sus miembros, todas las necesidades de una vida civilizada podrían producirse sólo con que cada persona trabajara dos horas diarias.
Los poetas son hierofantes de una inspiración no aprendida; espejos de las sombras gigantescas que el futuro arroja sobre el presente; trompetas que llaman a la batalla. Los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo.
La poesía engrandece la circunferencia de la imaginación llenándola de pensamientos de delicia siempre renovada, los cuales tienen el poder de atraer y asimilar todos los demás pensamientos a su propia naturaleza. La poesía fortalece aquella facultad que es el órgano de la naturaleza moral del hombre, del mismo modo que el ejercicio fortalece un miembro.
(De diferentes libros)
Percy B. Shelley
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Debo crear mi sistema o ser esclavizado por el de otro hombre. No me interesa razonar y comparar: lo mío es crear.
Si las puertas de la percepción estuviesen limpias, veríamos todo tal como es: infinito y eterno.
Las fuentes del arte son entusiasmo e inspiración, en una palabra, vitalidad, si la sociedad se burla y las minimiza, es la sociedad que está loca, no el artista.
Para ver un mundo en un grano de arena y un cielo en una flor silvestre, ten el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora.
Quien piensa y no obra engendra peste.
El deseo no seguido de acción engendra pestilencia, el deseo satisfecho siembra los frutos de la belleza y de la vida.
Todo lo que vive es santo y la vida se deleita en la vida.
La imaginación es Energía creando forma, la Energía es la única vida, y es del Cuerpo, la Razón es el límite o circunferencia exterior de la Energía, y la Energía es Gozo Eterno.
Venerar a Dios es honrar sus dones en otros hombres, cada uno según su genio, y amar más a los hombres más grandes, porque los que envidian o calumnian a los grandes hombres odian a Dios, porque no hay otro Dios.
No hay progreso sin contrarios. Atracción y Repulsión; Razón y Energía; Odio y Amor son necesarios para la existencia humana.
La Energía es sólo vida y es del cuerpo, y la Razón es el límite o circunferencia exterior de la Energía. La Energía es Deleite Eterno…
William Blake
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