martes, 2 de octubre de 2007

PASAJES MEMORABLES DE ESCRITORES INGLESES

La razón es lo que distingue al hombre de los animales, lo que le libera de ser un esclavo de sus apetitos. Nadie puede minimizar esta facultad en tanto que el hombre permanezca víctima de sus pasiones hasta el punto de merecer a duras penas el calificativo de animal racional. Pero la imaginación, a su vez, es lo que distingue al hombre poético o sobrehumano del animal racional. ¡Qué calamidad confundirlas! Así como caemos en el instinto cuando falla la razón, así también caemos en la razón cuando falla la imaginación. Y por lo general falla, pues el hombre todavía es muy rudimentariamente poético o sobrehumano. Entonces parecemos personas con los ojos vendados en su propia casa: nos movemos cogiendo sillas y tocando paredes, juzgando distancias con manos y pies, porque la razón como su propia raíz –ratio— indica, es la facultad calculadora. Aristóteles, que es quien mejor puede definirla, la llama la facultad que pone fronteras.


La persona que cree que un hombre es un hombre, un árbol un árbol, el cielo azul y la hierba verde, un metro cien centímetros, y un minuto sesenta segundos, que se puede conocer la esencia de las cosas pesándolas, midiéndolas; para quien es absurda la afirmación de Hesíodo de que la mitad es mayor que el todo; en resumen, el hombre pragmático de sentido común para quien las cosas son lo que parecen, está en un estado de visión singular o sueño de Newton, en la prisión de sus sentidos, de su razón o de ambos.

Harold Goddard


Para que un hombre sea honesto debe imaginar intensamente y con amplitud; se debe poner en el sitio de otro y de muchos otros; debe hacer suyas las penas y los placeres de su especie. La imaginación es el gran instrumento del bien, y la poesía colabora a sus efectos actuando sobre ella… Pero los poetas han tenido que entregar su liderazgo único a racionalistas y mecanicistas. Aunque se admite que el ejercicio de la imaginación es muy agradable, se afirma que la razón es más útil. Pero en tanto que el mecanicista construye y el economista combina trabajo, deberían cuidar de que sus especulaciones, por falta de correspondencia con los principios de la imaginación, no acabaran, como en Inglaterra, haciendo al rico más rico y al pobre más miserable. Tales son los efectos que siempre seguirán al ejercicio indiscriminado de la facultad de cálculo.


No existe riqueza sino en el trabajo humano. Si las montañas fuesen de oro y los valles de plata, el mundo no sería más rico en un grano de maíz, ni se añadiría confort a la raza humana. No hay mayor evidencia de los extendidos y radicales errores del hombre civilizado que este hecho: los trabajos esenciales para su supervivencia se menosprecian; los empleos son lucrativos en razón inversa a su necesidad: el joyero, el actor, el modisto, ganan fama y riqueza, mientras el agricultor, sin el cual la sociedad cesaría de existir, se debate entre el desprecio y la penuria. No insultaré al sentido común insistiendo en la doctrina de la igualdad natural del hombre. El trabajo es necesario para el desarrollo físico y el ocio para el desarrollo moral del hombre; de las ventajas del primero están excluidos los ricos y de las del segundo los pobres. El que es deficiente en salud o en intelecto es sólo medio hombre. Por tanto, someter a los trabajadores a un trabajo innecesario es privarlos injustamente de sus oportunidades de desarrollo intelectual. La riqueza es un poder usurpado por unos pocos para forzar a la mayoría a trabajar para ellos. Las leyes que sostienen este sistema derivan su fuerza de la ignorancia y credulidad de sus víctimas. Según ha calculado Godwin, si la sociedad dividiera el trabajo por igual entre sus miembros, todas las necesidades de una vida civilizada podrían producirse sólo con que cada persona trabajara dos horas diarias.

Los poetas son hierofantes de una inspiración no aprendida; espejos de las sombras gigantescas que el futuro arroja sobre el presente; trompetas que llaman a la batalla. Los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo.

La poesía engrandece la circunferencia de la imaginación llenándola de pensamientos de delicia siempre renovada, los cuales tienen el poder de atraer y asimilar todos los demás pensamientos a su propia naturaleza. La poesía fortalece aquella facultad que es el órgano de la naturaleza moral del hombre, del mismo modo que el ejercicio fortalece un miembro.

(De diferentes libros)
Percy B. Shelley
***

Debo crear mi sistema o ser esclavizado por el de otro hombre. No me interesa razonar y comparar: lo mío es crear.

Si las puertas de la percepción estuviesen limpias, veríamos todo tal como es: infinito y eterno.

Las fuentes del arte son entusiasmo e inspiración, en una palabra, vitalidad, si la sociedad se burla y las minimiza, es la sociedad que está loca, no el artista.

Para ver un mundo en un grano de arena y un cielo en una flor silvestre, ten el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora.

Quien piensa y no obra engendra peste.

El deseo no seguido de acción engendra pestilencia, el deseo satisfecho siembra los frutos de la belleza y de la vida.

Todo lo que vive es santo y la vida se deleita en la vida.

La imaginación es Energía creando forma, la Energía es la única vida, y es del Cuerpo, la Razón es el límite o circunferencia exterior de la Energía, y la Energía es Gozo Eterno.

Venerar a Dios es honrar sus dones en otros hombres, cada uno según su genio, y amar más a los hombres más grandes, porque los que envidian o calumnian a los grandes hombres odian a Dios, porque no hay otro Dios.

No hay progreso sin contrarios. Atracción y Repulsión; Razón y Energía; Odio y Amor son necesarios para la existencia humana.

La Energía es sólo vida y es del cuerpo, y la Razón es el límite o circunferencia exterior de la Energía. La Energía es Deleite Eterno…

William Blake
***

Frases interesantes -extraídas por el recopilador- del libro "Autobiografia de un Yogui", de P. Yogananda

Tara Mata llevó el manuscrito a Nueva York, pero no resultó tarea fácil encontrar una casa editorial. Como sucede con frecuencia, la talla de una gran obra puede no ser reconocida a primera vista por personas que poseen una mentalidad convencional.

Las infinitas potencialidades del sonido derivan de Om, la Palabra Creadora, el poder vibratorio cósmico que yace en el fondo de todas las energías atómicas. Toda palabra que, al ser emitida, se acompaña de una clara comprensión y de una profunda concentración, está dotada del poder de materializar el objeto al cual alude. Tanto en el método iniciado por Coué como en otros sistemas de psicoterapias afines, se ha comprobado la eficacia de la repetición de palabras inspiradoras, ya sea en voz alta o en silencio; el secreto yace en la progresiva aceleración del ritmo vibratorio de la mente.

Los débiles que han rehusado el conflicto, nada han adquirido; no han tenido que renunciar a nada. Sólo el que ha sabido luchar y ganar puede enriquecer al mundo dotándolo de los frutos de sus victoriosas experiencias.

Todo científico creador sabe que el verdadero laboratorio es la mente; allí, más allá de toda ilusión, descubre él las leyes de la verdad.

Aunque la ciencia no sea del Oriente ni del Occidente, sino más bien internacional en su universalidad, la India está especialmente capacitada para dar una gran contribución. La ardiente imaginación de la India, capaz de crear un nuevo orden en el conjunto de hechos aparentemente contradictorios, es controlada por el hábito de la concentración. Dicho control confiere el poder de sostener la mente en la investigación de la verdad con infinita paciencia.

Los hombres de ciencia rara vez reciben la recompensa de sus contemporáneos; les basta poseer el gozo del servicio creador.

La irracionalidad del devoto se basa en miles de inexplicables demostraciones de la ayuda divina en circunstancias difíciles.

- Swamiji, estoy confundido. Siguiendo sus instrucciones, supóngase usted que yo no pida alimento, y que nadie me lo dé, ¿habré de morirme de hambre…?
- ¡Muérete, pues! –esta alarmante respuesta cortó el aire—: ¡Muere, Mukunda, si debes morir! Pero nunca pienses que vives gracias al poder de los alimentos y no por el poder de Dios. Él, que ha creado toda forma de alimentación y nos ha proporcionado el apetito, ciertamente se preocupará de que sus devotos obtengan el sustento. Nunca te imagines que la comida, el dinero o los hombres te sostienen. ¿Podrían ellos ayudarte si Dios retirase su hálito de vida? Ellos son únicamente sus instrumentos indirectos. ¿Es, acaso, gracias a alguna habilidad tuya que se digiere el alimento en tu estómago? ¡Utiliza la espada del discernimiento, Mukunda! ¡Corta las ligaduras de los agentes mediadores y percibe la Causa Única!
***
[Del libro titulado Autobiografía de un Yogui, de Paramahansa Yogananda]
***

PASAJES MEMORABLES DE ESCRITORES HINDÚES

Aquellos que crean en las simples verdades que yo he expuesto sólo podrán propagarlas viviendo.

No tengo la menor duda de que cualquier hombre o mujer puede alcanzar lo que yo he alcanzado si hacen el mismo esfuerzo y alientan la misma fe y esperanza.

La fuerza no proviene de la capacidad física, sino de una voluntad indomable.

Si hay tanta falsedad en este azorado mundo es porque en la actualidad todos exigen rectitud de conciencia sin ser capaces de someterse a la menor disciplina.

He aprendido a través de mi amarga experiencia una suprema lección: a contener la ira, porque así como el calor se transmuta en energía, incluso nuestra ira, dominada, puede transmutarse en una fuerza capaz de mover el mundo.

La vida es superior a cualquier arte. Iría aún más lejos, para afirmar que el hombre cuya vida se acerca más a la perfección es el mayor artista. Porque, ¿qué es el arte sin el fundamento de una vida noble?

No os dejéis deslumbrar por el esplendor que viene de Occidente. Que no os aturda ese espectáculo pasajero. El Iluminado os dijo con palabras inolvidables que este pequeño lapso de la vida es sólo una sombra efímera, fugaz, y que si comprendemos la vacuidad de todo lo que tenemos frente a los ojos, la vacuidad del mundo material que percibimos, en permanente cambio, entonces habrá tesoros en lo alto y paz aquí abajo para nosotros; una paz que supera todo entendimiento y una felicidad que nos ha sido siempre totalmente ajena. Ello requiere una fe admirable, divina, y la renuncia de cuanto ven nuestros ojos.

Si yo predico en contra de la artificial vida moderna de placeres sensuales y pido a hombres y mujeres que retornen a la vida simple resumida en el charkha, es porque sé que la única manera de detener nuestro descenso hacia un estado más bajo aún que el salvajismo, es un inteligente retorno a la sencillez.

La regla de oro es… rechazar con determinación lo que millones de otros no son capaces de rechazar.

Ésta es la inequívoca enseñanza del Baghavad Gita: el que desiste de la acción cae; el que desiste sólo de la recompensa, se eleva. Pero renunciar al fruto de ninguna manera significa indiferencia hacia el resultado. Al emprender cualquier acción, debemos conocer el resultado que esperamos de ella, los medios que requiere y nuestra capacidad de desarrollarlos. Aquel que, mediando esas condiciones, no ansía el resultado y, sin embargo, se entrega por entero al cumplimiento de su tarea, ha renunciado a los frutos de su acción.

La caridad es la fuerza más sutil y penetrante.
***
[Del libro titulado Las palabras de Gandhi, Selección de Richard Attenborough -director de cine que biografió a Gandhi en un conocido film- Editorial Bruguera, España, 1983.]

PASAJES MEMORABLES DE ESCRITORES CHINOS

Hay un método de apelar al juicio intuitivo, de pensar las ideas propias y formarse juicios propios e independientes, y de confesarlos en público con infantil osadía, y a buen seguro algunas almas similares en otro rincón del mundo convendrán con uno. Una persona que se forma sus ideas de esta manera se asombrará a menudo al descubrir cómo otro escritor dijo exactamente las mismas cosas y sintió exactamente lo mismo, pero expresó quizá las ideas con mayor facilidad y mayor gracia. Entonces es cuando descubre al autor antiguo, y al autor antiguo le sirve de testigo, y para siempre se hacen amigos en espíritu.

Del libro titulado La importancia de vivir.

Lin Yutang

***

Un ebrio que se cae de una carreta, aunque sufra, no muere. Sus huesos son como los de los demás; pero sufre el accidente de diferente modo. Su espíritu se halla en una condición de seguridad. No se da cuenta de que viaja en una carreta, tampoco de que se cae de ella. Las ideas de vida, muerte, temor y otras parecidas no pueden penetrar su pecho, y por ello no sufre por el contacto con la existencia objetiva. Si tal seguridad puede obtenerse del vino, ¿cuánta más podrá obtenerse de Dios?

Chuang Tse

***

Algunos fragmentos esenciales del libro titulado "El Campo", de Lynne Mc Taggart, acerca de la energía y el Campo Cuántico...

(…) Durante varias décadas, en todo el mundo, respetados científicos de muy diversas disciplinas han llevado a cabo experimentos bien diseñados cuyos resultados dejan perplejos a los biólogos y a los físicos. En conjunto, estos estudios nos ofrecen abundante información respecto a la fuerza central organizadora que gobierna nuestros cuerpos y el resto del cosmos.
Sus descubrimientos sólo pueden clasificarse como asombrosos. En nuestro aspecto más elemental, no somos una reacción química, sino una carga energética. Los seres humanos y todos los seres vivos son una configuración energética dentro de un campo de energía conectado con todas las demás cosas del mundo. Este campo de energía pulsante es el motor central de nuestro ser y de nuestra conciencia, el alfa y el omega de nuestra existencia.
No existe una relación dual yo / no yo entre nuestros cuerpos y el resto del universo, sólo hay un campo energético subyacente. Este campo es responsable de las funciones más elevadas de nuestra mente, y es la fuente de información que guía el crecimiento de nuestros cuerpos. Es nuestro cerebro, nuestro corazón, nuestra memoria: es en todo momento un anteproyecto del mundo. Más que los gérmenes o los genes, el Campo es la fuerza que determina finalmente si estamos sanos o enfermos, y es la fuerza con la que debemos contactar para curarnos. Estamos vinculados e involucrados, somos inseparables de nuestro mundo y nuestra única verdad fundamental es nuestra relación con él. El campo, como dijo Einstein sucintamente en una ocasión, es la única realidad (…)

(…) Sólo podemos entender el universo como una trama de interconexiones. Las cosas que estuvieron alguna vez en contacto siguen estando en contacto a lo largo del espacio y del tiempo. Evidentemente, el tiempo y el espacio mismo parecen construcciones arbitrarias, inaplicables a este nivel de la realidad. Todo lo que aparece –hasta donde el ojo puede ver— es el gran paisaje del aquí y ahora (…)

A diferencia de la visión del mundo propuesta por Newton o Darwin, la suya es una visión que potencia la vida. Éstas son ideas que pueden fortalecernos, ideas que implican control y orden. No somos simples accidentes de la naturaleza. Hay propósito y unidad con relación a nuestro mundo y a nuestro lugar en él, y nosotros tenemos algo importante que decir. Lo que hacemos y pensamos importa: de hecho, nuestra participación es crucial en la creación de nuestro mundo. Los seres humanos no estamos separados unos de otros. Ya no cabe separación entre nosotros y ellos. Ya no estamos en la periferia del universo mirando desde fuera. Podemos asumir nuestro justo lugar, volvemos a estar en el centro del mundo.

La ciencia sólo puede ser un proceso de comprender nuestro mundo y de comprendernos a nosotros mismos, y no un conjunto fijo de reglas eternas. Con la llegada de lo nuevo, a menudo es necesario descartar lo viejo.
El Campo es la historia de esta revolución en ciernes. Como muchas revoluciones, empezó con pequeños brotes de rebelión que han ido acumulando fuerza e impulso individual –una innovación en un área, un descubrimiento en otra— más que ser un gran movimiento unificado de reforma. Aquí hablamos de hombres y mujeres que trabajan en laboratorios y, aunque son conscientes de la labor de los demás, a menudo les disgusta aventurarse más allá de la experimentación para examinar todas las implicaciones de sus descubrimientos, y no siempre disponen del tiempo necesario para comparar sus resultados con los de otros estudios científicos que van saliendo a la luz. Cada científico ha emprendido un viaje de descubrimiento, y cada uno de ellos ha descubierto una parcela de tierra, pero nadie ha tenido el atrevimiento de declararla un continente.

***

Más que un universo de certeza estática, al nivel más fundamental de materia, el mundo y sus relaciones son inciertos e imprevisibles, un estado de puro potencial, de infinitas posibilidades.
Los científicos (…)

***

Un verdadero explorador lleva adelante la exploración aunque le lleve a un lugar que no tenía planeado visitar.

La cualidad más importante que todos estos investigadores tienen en común es que están dispuestos a suspender sus creencias y a mantenerse abiertos al verdadero descubrimiento, aunque ello suponga poner en cuestión al orden de cosas existente, alienarse de sus colegas o abrirse a la censura y a la ruina profesional. Ser un revolucionario en la ciencia actual es coquetear con el suicidio profesional. Por más que se anuncia que se fomenta la libertad de investigación, toda la estructura de la ciencia, con su sistema de becas altamente competitivo, junto con el sistema de publicaciones y supervisión, dependen en gran medida de que los individuos se conformen a las visiones aceptadas por el mundo científico. El sistema anima a que los profesionales lleven a cabo experimentos cuyo propósito fundamental consiste en confirmar la visión existente de las cosas, o seguir desarrollando la tecnología con fines industriales, en lugar de estar al servicio de la verdadera innovación.
Todos los que han trabajado en estos experimentos han tenido la sensación de estar en el límite de algo que iba a transformar lo que entendemos sobre la realidad y el ser humano, pero al mismo tiempo eran científicos de vanguardia, funcionando sin brújula. Había una serie de ellos que, trabajando independientemente, habían dado con trocitos del rompecabezas y tenían miedo de comparar notas. No había un lenguaje común porque sus descubrimientos parecían desafiar el lenguaje.
No obstante, a medida que Mitchell contactaba con ellos, sus trabajos separados empezaron a configurarse como una teoría alternativa de la evolución, de la conciencia humana y de la dinámica de todos los seres vivos. Ofrecía la mejor esperanza de una visión unificada del mundo, basada en la experimentación real y en ecuaciones matemáticas, y no en simples teorías. El papel de Ed consistió en hacer las presentaciones, financiar algunas investigaciones y usar su posición de héroe nacional para dar a conocer los trabajos, convenciendo a los científicos de que no estaban solos.
Todo el trabajo convergió en un único punto: que el yo tenía un campo de influencia en el mundo y viceversa. También había otro punto de acuerdo común: todos los experimentos que se estaban llevando a cabo clavaron una estaca en el corazón mismo de las teorías científicas existentes.

***

Estos resultados ofrecieron a Braud algunas claves importantes sobre la naturaleza de la influencia remota. Estaba claro que los seres humanos somos capaces de influir en otros seres vivos a muchos niveles: actividad muscular, actividad motora, cambios celulares, actividad del sistema nervioso… Estos estudios sugerían otra posibilidad curiosa: la influencia aumentaba en función de la implicación del influenciador y en función de cuánto le importaba el objeto de su influencia. Los efectos más reducidos fueron los del estudio de los peces, aumentaron en los experimentos relacionados con los gerbos, aumentaron todavía más en los experimentos con células humanas, y llegaban al máximo cuando los sujetos trataban de influir en otros seres humanos. Pero el mayor efecto de todos se producía cuando la persona influida necesitaba verdaderamente el efecto. Los que necesitaban algo –tranquilizarse, enfocar la atención…— parecían más receptivos a la influencia que los demás. Y lo más extraño de todo: la influencia de un sujeto sobre otro sólo era marginalmente menor que su influencia sobre sí mismo.
***

[El Campo, de Lynne Mc Taggart, Editorial Sirio, 2006]

lunes, 1 de octubre de 2007

Un poema mío escrito recientemente, dedicado a Martín Mangone e Ignacio Villanueva...

Los tres bodhisattvas


La unión de todas las virtudes
de todos los virtuosos.
La evolución es natural y es imparable,
como la música, que en realidad nunca para de sonar.
Los tres bodhisattvas llegaron a tiempo
a aguar los aires con fuego…
El Aguador, niño bendecido, corona castaña,
lacio el cabello, mansa la mirada,
sabio el andar, potente en su ira repentina,
o crujiendo como un león…
El otro bodhisattva es el portador de la balanza de la justicia,
es puro, humilde, sencillo y genio, como todos los sabios
de la precocidad en la vida.
Aguador y Balanza, uno prepara las aguas
y el otro mide con justicia.
Y el fuego templa el hierro.
El metal perdura y no traiciona,
a lo sumo se enmohece por el paso del tiempo.
No permitiré que me juzguen de loco.
A lo sumo bohemio y divagador;
curioso y energéticamente potente.
Dios habla a cada rato, pero casi nadie lo escucha.
Lo sagrado es sagrado y no se vende.
El trueno en la noche protesta contra la traición
y la nefasta corrupción.
El rayo lumínico es como la espada de metal plateado,
Y ambos juntos demuelen cualquier falso edificio
erigido por la tiranía del orbe.
Cruje el mundo, protesta el planeta,
los sabios salen de los monasterios y los monjes de naranja
salen como guerreros pacíficos a reclamar por sus derechos,
lo oculto sale y se ve, y ahora protesta y se hace oír.
Se ha faltado el respeto desde hace mucho tiempo.
Hubo mala educación, y hubo demasiados errores.
La última batalla será enorme,
pero aquí está la tierra que se salvará.
Paraíso vacío, paraíso sabio, paraíso manso, fértil, apacible,
siempre a la espera de la siembra.
Mañanas simples, trigo y cereales, frutos y frutas.
Extensas llanuras y estepas interminables.
Paraíso aquí, paraíso ahora.
Batalla, trueno y relámpago, rayo eléctrico y espada justiciera.
Tres bodhisattvas; el Aguador, la balanza y el fuego que templa.


BODHISATTVA: Término indio compuesto de dos partes: bodhi –iluminación, despertar— y sattva –ser inteligente que direcciona sus actos hacia lo armónico—. Bodhisattva designa a quien aspira a la iluminación, es decir, a quien está en proceso de llegar a ser Buddha. Este término se utilizó para indicar el estado de Gotama antes de convertirse en Buddha.


El cambio en que un ser ordinario pasa a ser Boddhisattva se da cuando su mente ha alcanzado un estado tal en que ya no es posible echarse atrás de la iluminación. Nagarjuna.


***